No cambiaran

Hoy es un día de esos en que siento en mi espalda todo el peso de la maldad y el cinismo que existe en este mundo; mi memoria me trae unas estrofas de "la canción de la vida profunda" de Porfirio Barba Jacob:

"Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar".

Y el consuelo solo nos lo da la certeza de que a pesar de los errores que cometemos como humanos, tratamos siempre de obrar bien, pero no sólo basta con esto pues hay personas para las cuales nada de lo que hagamos esta correcto, siempre critican, siempre buscan la mas mínima falla para atacarnos y, a nuestras espaldas confabulan, tergiversan, exageran y mienten para dañar nuestras relaciones con amigos y familiares.

Pero, porque actúan de esa manera, no son consientes del daño que hacen? ingenuidad?, inmadurez?... mentiras! es maldad en su esencia pura, es socarroneria, mojigateria, es la costumbre de hablar a espaldas de las personas para después negarlo todo y jurar y perjurar que nada han dicho, que es una calumnia y llorar para cobijarse en la lastima y el adjetivo de "pobrecito(a)": lo dijo ingenuamente.

Saben del daño que hacen y se regocijan con ello, actúan por envidia, por impotencia, por incapacidad, por que desean otras vidas, por que sueñan sueños prestados, por que su mediocridad las hace crecer hundiendo a los demás, se sienten importantes en el momento que les prestan atención; las escuchan mientras hacen el daño con el comentario mal intencionado y, apenas pasa ese momento de gloria vuelven al olvido y nadie las llama... hasta que se inventan otra historia para llamar la atención.

Por eso hoy mi alma gime de dolor, no por el mal que nos hacen, pues en resumidas cuentas, ni por que te calumnien seras peor y ni por que te alaben seras mejor; lo que eres, eso eres!, sino por que estas personas no van a cambiar su modo de actuar, seguirán alimentando su mediocridad con el comentario rastrero de ofidio venenoso y tenerlas cerca es darles de que hablar; por eso vuelvo a la ultima estrofa de  "la canción de la vida profunda" de Porfirio Barba Jacob a manera de despedida:

"Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver;
un día en que discurren vientos ineluctables...
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!"

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