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Mostrando las entradas de abril, 2019

Una siesta interrumpida

  Justo a las 12:30 se acostó como de costumbre a hacer la siesta y como de costumbre entrando en el sopor del medio día los ruidos de la calle comenzaron a importunarlo. Se dio media vuelta en la cama, se colocó una almohada en la cabeza para amortiguar los molestos ruidos. El repetitivo girar del ventilador, como un ronroneo arrullador lo fue envolviendo y se dejó llevar por el sueño. El indígena se le acercó lentamente con la bandeja de comida en sus manos, tímidamente le preguntó si podía hacerle compañía en el almuerzo. El hombre levantó la cabeza del plato y refunfuñando le dio a entender que no le importaba. El indio se sentó frente a el y comieron juntos, en silencio, sin mirarse, cada uno en su interior con sus recuerdos; el indígena en su resguardo, arriba en la montaña, selva adentro dejando volar su espíritu libremente, como el águila planeando suavemente sobre las copas de los arboles. El, rememorando sus siestas, su familia y su casa allá en el pueblo, paseando