El ladrón
El cuchillo le pasó rozando la cabeza, sintió que la piel se le erizaba mientras corría a toda prisa esquivando matorrales, se subió de un brinco al primer árbol que encontró, guardo silencio mientras se camuflaba. El hombre se levantó pesadamente de la cama para dirigirse al baño. Había dormido toda la noche de seguido sin despertarse, la vejiga hinchada y pesada lo urgía a descargarla cuanto antes. Pasaba los sesenta, pero aparentaba mucho más. En el ocaso de su vida las circunstancias lo habían aporreado demasiado. Vivía solo, llevaba 2 años en su país de regreso de una vida de más de 45 años en el exterior.. Estuvo en Estados Unidos, España, Italia y Puerto Rico y en cada país las prisiones lo habían acogido como huésped de honor por temporadas. Desde el árbol podía divisar movimientos en la vegetación detectando la presencia de cualquier persona que viniera tras de él. Se relajó un poco, apretó fuerte el botín hurtado. Decidió esperar un tiempo más para revisar bien el alijo. Sali