Por favor, vuelve adentro...
Se revolvió inquieta en la cama, era su tercer aniversario. Tercer año en que se iba a descansar tranquila, en que se acostaba cuando quisiera, sin tener que complacer a nadie. Disfrutaba de su soledad, de su independencia. Le habían crecido alas y cual pájaro libre volaba cada vez más alto y lejos. Ya no le importaban las críticas; los murmullos a su espalda, ni los comentarios mal intencionados. Era ella; 100% original, sin dobleces ni tapujos. Cerró los ojos para tratar de dormir. Lentamente la nebulosa del mundo onírico se le fue disipando, se vio caminando vestida toda de negro. El séquito fúnebre avanzaba despacio, el día estaba gris y lluvioso. Pareciera que el cielo lloraba despidiendo al cortejo. No tenía certeza a quien acompañaba ni por que estaba ahí caminando toda vestida de negro. Al lado, todo vestido de blanco su esposo caminaba en silencio. Ella lo miraba y no lo podía creer. Como se atrevía a salir para ir a su lado, después de todo el sufrimiento, de todo el dolor