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Una batalla de nunca acabar

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  De lunes a viernes sagradamente suena el despertador a las cinco de la madrugada.   Desde que me acuesto estoy pensando en ese sonidito fastidioso que me obliga a levantarme a esa hora de la mañana. Pero es un sacrificio que a mi edad tengo que hacer si quiero llegar en buena condición física hasta el día en que vuelva a convertirme en polvo, tal como lo fui en el momento de la sagrada concepción. A la una de la madrugada me despierta la primera orinada de la noche; me levanto con resignación. Antes de volver a la cama miro el reloj para comprobar cuánto falta por dormir. Cerca de las cinco me despierta otra vaciada de vejiga; ya no me puedo quedar dormido. Me siento al borde de la cama dispuesto a empezar la rutina de ejercicios, cuando de pronto; en mi hombro izquierdo aparece el sátiro que aun llevo a cuestas. Es un fauno con cuernos de becerro, patas de cabra y cola de demonio. No ha envejecido para nada, se conserva joven, vigoroso y con la libido alborotada.   -Mírala. -me dice

Turquia - Un pais magico - Parte 3

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  «Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias». Ibn Battuta Volamos a Cappadocia al tercer día de estadía en Estambul, en un recorrido de hora y media (565 km) sobre la Anatolia Central. En el aeropuerto de Kayseri, ya nos estaba esperando la buseta que nos llevaría a la ciudad de Göreme, donde nos hospedaríamos.   El panorama, completamente distinto al de Estambul por su aridez y sus características geológicas que lo hacen único, semejaban un paisaje lunar; rocas calcáreas de formas caprichosas se levantaban a lado y lado de la carretera. La terrosa monocromía de la naturaleza con escasa vegetación, solo se veía interrumpida por pequeños arbustos que heroicamente luchaban por sobrevivir. Las montañas rocosas, empinadas y verticales habían sido excavadas desde tiempos primitivos para construir cuevas donde guarecerse de la inclemencia del clima y de las tribus hostiles que hacían incursiones para atacar a los lugareños. Después con el tiempo las fue

Turquia - Un pais magico - Parte 2

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  “No vaciles nunca en irte lejos, más allá de todos los mares, de todas las fronteras, de todos los países, de todas las creencias”.  Amin Maalouf Estos primeros tres días en Estambul, como les contaba antes fueron muy intensos con caminatas de mas de doce horas diarias para aprovechar al máximo la estadía, conocer, disfrutar, aprender y descubrir. Viajamos siempre sin guía turístico ni planes vacacionales. Nos desplazamos a nuestra suerte, sin brújula, nos gusta perdernos en los barrios marginales, sumergirnos en las callejuelas, desenterrar rincones ocultos, encontrar pequeños restaurantes alejados de los sitios turísticos, donde usualmente meriendan los moradores del área, y más que todo, me gusta conversar con la gente, oír sus opiniones y saber de sus vidas. Patita es un poco recelosa y huraña, siempre me deja solo en ese trance, se va escurriendo por un lado y se dedica a mirar los pajaritos volar. Del apartamento, bien de mañana nos dirigimos caminando para la “Basílica Cistern

Turquia - Un pais magico (Parte 1)

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“La única regla del viaje es: no vuelvas como te fuiste. Vuelve diferente”.  Anne Carson El vuelo de Londres a Estambul duró aproximadamente 3 horas y media. Estábamos expectantes y muy excitados por llegar a esa ciudad hipnótica, envolvente, milenaria; el último reducto del otrora grandioso imperio Otomano en la península de Anatolia. El Aeropuerto internacional de Estambul nos recibió con su tumultuoso bullicio de pasajeros y visitantes desplazándose de un lado a otro por los 42 kilómetros de cintas transportadoras y sus 77 puertas de embarque, una monstruosidad laberíntica en la que mi esposa y yo nos perdimos. Señales y avisos por doquier, pero la mayoría en turco y pocos en inglés. Dimos vueltas y revueltas tratando de usar el transporte público; tren o bus que nos desplazara a la ciudad en un recorrido de más de una hora. Mi esposa, que compite con la IA en cuestiones de buscar en el teléfono rutas y caminos, comprobó que lastimosamente tendríamos que recurrir a los taxis, o usar