Vale mas muerto que vivo
Desenroscó la transparente manguera de plástico que le suministraba el liquido que lo mantenía con vida. Despasito, muy lentamente y mirando de soslayo a su alrededor previniendo no ser descubierta, dejó caer cuatro gotitas del contenido del frasco verde que le habían recomendado. Conectó la manguera de nuevo, guardo el frasquito en el bolso y se sentó al borde de la cama a llorar por su marido moribundo, mientras sus pensamientos retrocedían en el tiempo. -Quince mil dólares me esta cobrando el muy canalla y ahora quiere que me acueste con el!. Viejo asqueroso!-. Repetía una y otra vez a su amiga mientras se empachaban con unas suculentas empanadas en un restaurante hispano de Miami. La regordeta y avejentada mujer de toscas facciones y aspecto vulgar seguía tragando empanadas, masticando y hablando a la vez en voz alta, despotricando de su situación y deseando la pronta muerte de su esposo. Había estado, por años, tratando de legalizar su estado migratorio en los Es