Un Instrumento del Señor
Relato encontrado en la gaveta de un escritorio en la sacristía de la Parroquia del barrio San Nicolas de la ciudad de Santiago de Cali, año 1956. -Los pecados de la carne se curan pecando hija mía. -No entiendo padre. -Mi devota mujer, ¿recuerdas a santa Teresa de Jesús o Juana de Arco, que ardían en un torbellino de pasión y lujuria irresistible? -Mas o menos padre. -Ellas levitaban en éxtasis divino apesadumbradas por los demonios que las poseían, consumían y atormentaban. - ¿Como padre, no entiendo? -Se frotaban un crucifijo en medio de las piernas para expulsar los demonios de la carne. ¡Y los expelían mi devota señora! Sus cuerpos se estremecían, contraían los músculos apretaban y apartaban las piernas para luego, en un paroxismo de placer y locura abrir el dique para que los viscosos demonios salieran a chorros humedeciendo sabanas y crucifijo; lavándoles el pecado. -Padre, dígame la verdad, ¿usted cree que eso conmigo funcionaria? -Hija, si no lo creyera no se lo estuviera co