Archie & Bruno
La vida está llena de asombrosas coincidencias, increíbles situaciones y desenlaces inesperados. Pareciera que algún invisible titiritero moviera los hilos de la existencia y guiara nuestros pasos a donde el quisiera llevarnos. O tal vez no. Es simple y llanamente un acontecimiento más en el que exageramos lo fortuito del hecho. Para narrarles lo acontecido, tengo que remontarme más de dos años atrás y comenzar desde ahí. Después da la muerte por enfermedad y vejez de nuestra mascota “Misty”, entramos en un periodo de duelo y nos juramos y rejuramos (mis hijos, Laurita, mi mujer y yo), no volver a tener perros en honor y consideración a nuestra querida y extrañada mascota. Me mantuve firme, mis hijos también, Patita de vez en cuando reculaba y comentaba que como sería un perrito dando vueltas por la casa moviendo la colita de felicidad al vernos llegar. Laurita la secundaba, me miraban con cara de súplica y mostraban fotos de perritos. Yo, arqueando las cejas y arrugando la cara en se