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Mostrando las entradas de abril, 2021

La fiesta de despedida

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  Las dos eran bellas, grandes, blancas, muy similares, casi que gemelas, aunque tenían sus diferencias; la una atisbaba siempre de frente, la otra, cabizbaja buscaba no sé qué en el suelo con la mirada, a ratos me parecían bizcas, pero aun así las adoraba. Mas, sin embargo, era el momento de decirles adiós, habían crecido mucho, estaban abombadas y tenían sobrepeso. Decidí hacerles una fiestecita de despedida con fotos y todo; muy íntima, entre mi esposa y yo, nadie más. Se lo comenté, al oírlo se negó, pero la persuadí y con un poco reticencia acepto. El tema de la ropa me preocupaba; mi esposa, muy conservadora ella en el vestir no iba a permitir que yo las ataviara a mi gusto. -Desvergonzado, -me dijo al mostrarle por internet la atrevida y sexy ropa que les quería engarzar, -y menos con fotos, me recalcó, -jamás las vas a ver así vestidas, -ni loca, -concluyó. Quedé pensativo mascullando un plan para salirme con la mía y disfrutar del espectáculo. Unos vinitos, pensé, aflojan pudo

Subiendo tapias... bajando bragas.

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El muchacho del relato anterior, el fisgón, llegó con su historia a mi mente como un chispazo de creatividad, un golpe de imaginación, o tal vez un recuerdo olvidado de una vivencia remota. Lo cierto es, que puede que lo haya vivido o no, puede que lo narré mitad recuerdos y mitad ilusión. No sé, pero la historia como decía nuestro Gabo, no se cuenta tal cual como sucedieron los hechos, sino como uno la recuerda y la escribe, con sus lagunas de memoria y sus quimeras irrealizables. Por eso voy a crear un personaje, un muchacho picaresco y travieso, con una alta dosis de morbo juvenil e irreverencia para que sea el protagonista de mis fantasías eróticas, de mis recuerdos juveniles y así poder aquietar mi conciencia y la de mi esposa que cree, al leerme que fui un chico precoz y libidinoso que me dedique a asaltar camas, violentar cerraduras y abrir puertas. Edgitar, le voy a llamar. Ese día, muy al filo de la media noche, Edgitar se despertó, miró el relojito de mesa que tenía junto a l