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Mostrando las entradas de julio, 2017

Una noche loca

Era mas o menos la una de la mañana cuando entré al lugar. Me salieron al encuentro cuatro boricuas joviales y solicitas que de inmediato se pusieron a mi disposición. Estaba en Puerto Rico, en la ciudad de Santurce, la vida nocturna apenas comenzaba. El lugar exacto donde me encontraba era cerca de “La Placita de Santurce”, sitio que durante el día hacia honor a su nombre: una plaza de mercado, un hervidero de puestos de verdura fresca, frutas coloridas de variadas formas y texturas, especies tropicales, carnes, aves, pescados, mariscos que con su fuerte olor salino se mezclaba con el aroma de los fogones donde preparaban las viandas que alimentarían a los cientos de trabajadores de los alrededores que acudían al lugar a merendar atraídos por la variedad  y sabrosura de sus platos. En la noche, cuando se bajaban los toldos, se cerraban las puertas, se aquietaban las prisas, se silenciaban los ruidos y la luz se escapaba; de las sombras, de las estrechas y adoquinadas callejuelas surg