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Mostrando las entradas de 2018

Un ajuste de cuentas

La muchachita cerró los ojos asustada, el taxista le subió la faldita, arrancó el pantaloncito y dejó al descubierto su sexo. No hubo forcejeo, ella aterrorizada cubrió sus ojos con los brazos y espero el embate del taxista. Un grito ahogado acompaño al desgarramiento que sintió en medio de sus piernas, una punzada de dolor caliente como fuego que la devoraba le fue subiendo por el cuerpo y se desmayó.   Llegamos a su estudio, un sólo cuarto grande ubicado en el bajo Manhattan, con muebles de lineas rectas y colores vibrantes; se respiraba juventud y vitalidad en cada rincón. Estaba un poco frío pues entraba el otoño, prendimos la calefacción y pusimos a hacer cafe. Nos sentamos al borde de la cama, comencé a enredar su rubia cabellera en mis dedos con suavidad, luego halé con fuerza el mechón de pelo hacia atrás quedando la cara boca arriba, me paré frente a ella, acerqué mi rostro y la bese con pasión, con fuerza; su respuesta fue un mordisco que hizo sangrar mi boca, i

Una conversación banal

Una de esas tardes sabatinas en las que se reunía la familia de mi esposa a dicharachar, tomar algo y divertirse un poco, se dio el tema que siempre sacaban a colación en son de burla: la diferencia de edades entre mi esposa y yo; 20 años. Ella siempre se enojaba y los mandaba a la quinta porra, muchas veces nos íbamos antes de tiempo; usualmente y como la conocían la cogían con ella para hacerla rabiar. Esa tarde apenas tocaron el tema de la edad, de que iba a hacer ella cuando tuviera 50 y yo 70, que yo no funcionaria, que bla, bla, bla y risotadas y burlas. En ese momento alce la voz por encima de la algarabía y les dije: Familia es muy sencillo; le pago a un prostituto para que la satisfaga!. Enmudecieron, las viejas se horrorizaron y los hombres me miraron con desconfianza. Había logrado crear el impacto necesario para acallar sus risas y atraer su atención. Mas de una se hecho la bendición, miraron a mi esposa con lastima y pesar, una de ellas dijo que mi condición de a

El regreso del hijo

El sicario aparco la moto cerca del anden justo enfrente de la puerta de la casa, acaricio la cacha del revolver que tenia en el bolsillo de la chaqueta, se sentó de lado en la moto y espero pacientemente a que el hombre que venia caminando por la acera se acercara a la puerta. Habían pasado mas de cinco años desde que su hijo había partido al extranjero a estudiar, ahora regresaba y el hombre ansioso oteaba por encima de la gente apretujada en el aeropuerto tratando de divisar la imagen de su hijo entre los pasajeros que descendían del avión. No lo identificaba, del río humano que entre equipajes y guardas del aeropuerto se movían no detectaba a la figura familiar y menuda de su hijo. A sus espaldas alguien se abalanzó sobre el y lo sujetó fuertemente: Dad!!, oyó que la persona que lo abrazaba le gritaba, volteó tratando de zafarse del desconocido sin reconocer al gigantón que lo apretujaba con efusividad. Se soltó como pudo para desde cierta distancia repasar con la mir

Vale mas muerto que vivo

Desenroscó la transparente manguera de plástico que le suministraba el liquido que lo mantenía con vida. Despasito, muy lentamente y mirando de soslayo a su alrededor previniendo no ser descubierta, dejó caer cuatro gotitas del contenido del frasco verde que le habían recomendado. Conectó la manguera de nuevo, guardo el frasquito en el bolso y se sentó al borde de la cama a llorar por su marido moribundo, mientras sus pensamientos retrocedían en el tiempo. -Quince mil dólares me esta cobrando el muy canalla y ahora quiere que me acueste con el!. Viejo asqueroso!-. Repetía una y otra vez a su amiga mientras se empachaban con unas suculentas empanadas en un restaurante hispano de Miami. La regordeta y avejentada mujer de toscas facciones y aspecto vulgar seguía tragando empanadas, masticando y hablando a la vez en voz alta, despotricando de su situación y deseando la pronta muerte de su esposo. Había estado, por años, tratando de legalizar su estado migratorio en los Es

El atraco

Esa noche no pudo dormir de la excitación. Había sido escogido en el papel estelar de la película que se rodaría en su pueblo natal en el Choco. En la tarde del día anterior reunió a todos sus alumnos en la casona vieja del barrio marginal donde dictaba las clases. Todos escucharon con atención, hacían bromas de vez en cuando y celebraban con fuertes aplausos. Eran muchachos, en su mayoría recogidos de la calle, expulsados de los colegios o desechados por la sociedad. Él, a través de la música, el baile y la actuación, los estaba recuperando, sacando lo mejor de ellos para encauzarlos por el buen camino. La casona era herencia de su mama, la mujer que con tesón, con carácter lo había convertido en lo que era hoy. Cocinando, lavando, planchando ropa en casas, en hoteles, de día o de noche logró que terminara la primaria, lo indispensable para que aprendiera a leer y escribir correctamente, -se repetía ella con orgullo. De la formación moral, del respeto a los mayores, de ir a

Una Aventura otoñal

Se sentaron al borde de la cama, uno muy cerca del otro, cada cual con sus cavilaciones, sus miedos, dudas y deseos expectantes. El la observó de soslayo; con su mano suavemente le cogió el mentón para girar su cara y quedar frente a ella. Le quitó las gafas y pudo apreciar sus inmensos ojos carmelita, asustados, húmedos, esquivando su penetrante mirada. Ella apartó la mano que le sujetaba el mentón, agachó la cabeza, se frotó las sudorosas manos con nerviosismo. El silencio, denso y agobiante hacia que el respirar resonara como alguien que esta encerrado en un diminuto cúbiculo. Sus corazones se agolpaban en el pecho queriendo desbocarse y detenerse al mismo tiempo. Esa mañana ella había madrugado un poco mas de lo usual. Muy temprano en la cocina preparó el desayuno para su marido y le dejó también lista la cena, una rutina que había efectuado estoicamente por casi 30 años. Tenia pensado llegar tarde a casa. En el cuartito del baño se detalló desnuda tratando de rescatar con su crit

La pérdida

Sintió que algo se desgarraba dentro de ella cuando la perdió. Lloró, de dolor y ausencia. Cuanto tiempo habían estado juntas, inseparables; no se acordaba cuantos años, toda una vida; eso creía. Siempre unidas, en las malas y en las buenas, cualquier bocado de comida juntas, sonrisas por doquier, exhibiéndose. Hasta los besos los habían saboreado juntas y eso lo recordaba con cierto gesto picaresco en el rostro que no asomaba ningún arrepentimiento. No supo, por mas que trataba de recordar, en que momento la relación comenzó a deteriorarse, daba marcha atrás en su memoria pero era inútil. Uno que otro aviso, síntomas pasajeros que ignoró. Como aquel día en el que estaban juntas viendo una película en casa; sintió, al pasar la lengua lascivamente sobre ella un leve rechazo, imperceptible, tal vez algo para no preocuparse y pronto lo olvidó. Una noche despertó sobresaltada, una pesadilla tal vez, pero lo cierto es que se sintió incomoda y ella, muy dada a los presentimientos,

Te amo, asi de simple

Es increíble 18 años a tu lado y aun me apasiona desvestirte como la primera vez que lo hice. Por esa razón cuando amanezco a tu lado, lo primero que hago al despertarme es quitarte la cobija para abrazarte y disfrutar de la calidez de tu piel, del aroma de tu soñolencia, de la esplendidez de tu cuerpo, asi de simple. Han pasado los años dejando huellas, es cierto, pero son esas huellas, esas transformaciones de tu figura las que te hacen mas cautivadora, mas deseable. Los años te han hecho resplandecer; como las flores cuando se abren en primavera dejando ver toda su natural hermosura; como las frutas maduras cuando los ricos colores rojos y anaranjados las hacen mas apetecibles. Tu piel ha perdido firmeza mas no sensibilidad, recorrerte con mis manos es una delicia, aspirar tu aroma es regocijante, beber de tu boca es un afrodisíaco que me retrocede en años convirtiéndome en un hombre impetuoso que quiere poseerte y amarte hasta el agotamiento, así de simple. Cumpliste 43 a