Juegos de conquista
La vi venir de frente hacia mi, caminé distraídamente para chocar con ella y poder entablar una conversación desprevenida. Era muy joven, le pedí disculpas por el tropezón y cambie mi rumbo para caminar a su lado, le pregunté donde estudiaba porque su rostro se me hacia familiar, rió y de pronto estábamos conversando. Una cuadra caminamos y ya tenia el teléfono para llamarla luego. Una mas le dije a mis amigos que me esperaban al otro lado de la calle, éramos tres y ese era nuestro juego preferido. Ubicarnos en una intersección concurrida del centro de la ciudad y pararnos en una esquina cada uno para abordar muchachas e intentar sacarles una cita, el teléfono u otro dato que nos permitiera verlas nuevamente. Por aquella época aun estábamos en bachillerato, las hormonas se nos alborotaban mas de lo normal y salíamos cual sátiros hambrientos buscando ninfas y doncellas para saciar nuestro apetito, era divertido, a veces funcionaba y hacíamos buenas amigas, otras no; termináb