Una bruja moderna


Siempre lo he dicho y siempre lo afirmare, mi esposa es una bruja moderna, de muchos años, de muchas vidas pasadas, de conexiones ancestrales con la madre tierra. Es una sobreviviente a tantas hogueras como inquisiciones medievales existieron. Su cuerpo ha sido infinidad de veces aniquilado, mutilado pero conserva intacta su sabiduría, su conocimiento, su secretismo y su misterioso encanto.

Lo supe desde que la vi por primera vez, allá en Nueva York hace mas de dos décadas, con su pelo suelto y ensortijado, rebelde como su temperamento; con su risa de cascada sonora y cristalina, y sus ojos grandes, vivaces, profundos. Cuando llegó a mi vida no sabia que yo llevaba esperándola casi media centuria, la reconocí, por mis años vividos, por las señales que su alma me daba y que su razón ignoraban, por eso ella me rechazaba, me huía, por eso la perseguí, la cacé, porque ya estaba profetizado que llegaría y que no me iba a distinguir y no podía perderla; era, según una predicción la ultima oportunidad que tenia de reencontrarme con ella en esta reencarnación, en este tiempo, en esta vida.

Dos décadas, dos hijos, un abrirnos al conocimiento, a la sabiduría, al amor que ha unido nuestras almas en muchas encarnaciones, en muchos tiempos. Ha sido un despertar en el que asombrado la he visto reencontrarse con sus raíces, con sus guías, con la naturaleza, con el universo. En el que al caminar, en las huellas que deja van germinando las plantas, floreciendo las hojas y enverdeciendo el ambiente. Sus alas se han desplegado y vuela como la ninfa que es, como Artemisa la diosa griega de la caza, de los bosques, de las colinas, la luna y la fertilidad, o como Flidais su gemela en la mitología Celta.

Siempre a existido, ha reinado sobre la naturaleza. Muchas veces se ha hundido en el olvido, pero ahora ha renacido, desde que entra a la casa se descalza, sus pies necesitan el contacto de la tierra, a través de esa fusión se nutre, se revitaliza. Andar descalza y bailar la entronizan con su verdadera esencia, su psiquis se despierta, su alma recuerda, su cuerpo se armoniza.

En el santuario tiene sus aliadas, sus hermanas y hermanos, las plantas, los arboles, les habla, las adula cuando florecen, las regaña cuando no crecen, las riega, las acaricia, las cambia de lugar según verdecen. Yo la veo como una ninfa batiendo sus alas de flor en flor, y lo mas mágico, lo mas sorprendente es que las plantas la escuchan, le hacen caso, se crecen, se florecen. Le ayudan en esta labor de custodia de la naturaleza sus hermanas las Epigeas, las ninfas guardianas de la naturaleza; las tiene regadas por todo el jardín en forma de pequeñas figuritas de barro aladas que sobresalen de las matas, de los arboles, del pasto y que a su paso la veneran.        

Cuanta semilla cae en sus manos germina, la he visto dejar en un vaso con agua de un día para otro, pepas de aguacate, de mango, hojas de cebolla larga, cilantro, cuanta rama deja en agua, al día siguiente, por debajo de la pepa comienza a abrirse y va saliendo un apéndice blanco que se convierte en raíz a los pocos días. Es mágico, es fantástico, es mi esposa la bruja moderna que domó mis demonios, que los encadenó y me mostró el camino del amor.

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