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Mostrando las entradas de octubre, 2020

La merienda de mi compañera

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  Espero ansioso, casi que en éxtasis las 10:30 am, hora en que mi compañera de oficina saca su merienda de la lonchera. Es todo un espectáculo digno de coger palco. Ella con su escritorio ubicado a mis espaldas y de cara la pared no está en mi campo visual, pero a través de un acrílico frente a mí, en lo alto, puedo ver casi todos sus movimientos, en especial el rostro. Como decía antes a eso de las diez y media se inclina un poco hacia la lonchera, la abre y exquisitamente, con movimientos estudiados deja caer su ondulada cabellera sobre la cara, toma tiernamente de la recién abierta lonchera un provocativo y grueso banano. Al levantar el rostro casi que cubierto por mechones de dorado cabello solo se ven sus ojos lúdicos fijos en la fruta y la boca entreabierta con los anhelantes labios esperando degustarla. Como si secretamente y en silencio elevara una plegaria al dios eros ofreciendo el sacrificio del banano, lo mira un instante y luego, sosteniéndolo fijamente con la mano, proce

Dando de que hablar

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Fui tierra para sembrar, semilla para germinar, árbol para crecer… verdor para guarecer! ¡Como pasa el tiempo carajo! Que hace que, en las mañanas me levantaba y tenía el mundo a mis pies: enérgico y vital, ciento por ciento hormonal salía a la calle a devorarlo todo. Era un predador, un cazador furtivo que acechaba la presa, la atrapaba, hundía el colmillo en sus apetecibles carnes y se alejaba en busca de la siguiente captura. ¡Ah! lejanos tiempos. ¡Ah! próximo el destino final. ¡Ah! vivencias irrepetibles. ¡Ah! posteridad incierta en lontananza. ¡Que berraquera! se me desdibujan rostros y momentos significativos, ¿dónde quedaron grabados que no los localizo? Será mejor dejarlos, algún día iré a su encuentro y los viviré de nuevo, por ahora, esquivos como son tratare de manuscribirlos; es mi reto, será mi legado. ¡Soy historias que contar! ¡Vivencias que revivir! ¡Momentos que perdurar! ¡Vida que recopilar! Se me acortan los días, se me acumula lo vivido.! ¡Que afán! Aún tengo mucho