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Mostrando las entradas de agosto, 2013

Un domingo

Se levantó de la cama con inusual agilidad para su edad. Se sentía vigoroso, renovado; extrañamente no le dolían las articulaciones. Le gustó esa sensación de liviandad. A rápidos trancos llegó hasta la cocina dispuesto a sorprender a su mujer con un delicioso refresco de verduras y frutas, pero supuso que el ruido del motor de la extractora de jugos la despertaría. Opto por no hacerlo. Abrió la ventana y respiro el aire frío y fresco de la mañana. Era domingo, día de no hacer nada, solo dejar pasar las horas holgazaneando por ahí; pero no quería desaprovechar esa racha de vigor, de energía que sentía circular por su cuerpo. Se desnudo para dirigirse a la piscina y nadar un rato. Con sus hijos lo había hecho muchas veces; los tres con su masculinidad al viento, nadando, hundiéndose en las transparentes y clorificadas aguas de la piscina, se sentían libres, nadaban con mas soltura, como despojados de tabúes, de etiquetas, de normas cohibitivas y moralidades represivas. Pasó frente al