Un gringo colombiano (de la época del hotel)

"¿Que escribimos aquí en las referencias de trabajo?"
"Coloquen que han trabajado en New York en hoteles, estos gringos no verifican nada".


Las que preguntaban eran mi hermana Ximena y Patita mi esposa, cuando recién llegábamos a la Florida. Con un hijo a cuestas y sin trabajo comenzábamos el peregrinaje de puerta en puerta buscando empleo. El que les respondía era mi hermano Vicente que las estaba acompañado a la entrevista para servirles de traductor.

Habíamos llegado de New York y como inmigrantes recién desempacados buscábamos trabajo en lo que resultara para poder sobrevivir y mantenernos. La entrevista del hotel la obtuvieron gracias a un aviso desplegado en un costado del hotel que se veia desde la autopista interestatal I-95 que decía: "NOW HIRING". A la cita llegaron pues los tres y la persona que los atendió era el gerente del hotel, un gringo en sus treinta abriles, de mediana estatura, robusto, blanco de ojos azules, atento y jovial llamado Joel.

En inglés se condujo la entrevista. "¿pero y que hotel ponemos?", "los que sean, El Hilton, el... no se cualquiera", "˝y el gerente, no se da cuenta?". "no ves que esta distraído y es un gringo, no entiende ni pío de español". Comenzaron entonces a llenar las aplicaciones y en referencias de trabajo se explayaron colocando cuantos hoteles se acordaban existían en Nueva York y remataron con "five years of experience in housekeeper".

El gerente recibió las aplicaciones y comenzó a hacerles las preguntas de rigor, a medida que preguntaba, iba anotando al margen de las hojas. Mi hermano les traducía pacientemente, al llegar a la casilla de experiencia laboral y preguntarles que exactamente hacían en los hoteles de Nueva York, cuales eran sus responsabilidades y horarios, ellas se miraron nerviosamente y le preguntaron nuevamente a mi hermano: "¿y ahora, que le decimos, no sabemos nada de hoteles?". Los tres cruzaron miradas nerviosas quedando el tiempo suspendido en unos segundos eternos. Risitas nerviosas, "esteee... limpiar, cambiar camas... no se. ¡Carajo, se nos jodió el trabajo!" dijo Patita entre dientes, "mejor nos vamos" dijo mi hermana.

El gerente se levanto de su asiento, bordeo el escritorio, se planto enfrente de los tres y les dijo:  "por lo que he oído, parece que realmente ustedes necesitan el trabajo, cierto?". Las miradas de asombro no se hicieron esperar, les había hablado en un español con marcado acento caleño!.
"¿Pero… como... usted habla español?" le pregunto Patita enrojecida de la vergüenza.
"¿Es colombiano?" le cuestionó mi hermana Ximena entre risas nerviosas.

"Soy "gringo" como ustedes dicen y mas bien me ha divertido la forma en que llenaron la aplicación." les dijo y continuo: "Sí realmente necesitan el trabajo, lo van a hacer bien y eso es lo que cuenta en este hotel". Patita y mis hermanos no sabían que hacer ni como disculparse por las metida de pata con el "gringo", pero, este sin darles tiempo a hablar les dijo: "mañana empiezan a las siete, están contratadas".

Ese fue el comienzo de una gran amistad con Joel, el "gringo" del hotel, el cual resulto ser un ángel que tendió sus alas y nos cobijo con su apoyo, amistad y solidaridad en todos los años que duramos trabajando en el hotel.

Y, digo trabajando, por que después de que mi hermana y mi esposa comenzaron a laborar de "cachifas" en el hotel, entre yo a trabajar como el hombre de mantenimiento y desde cambiar un bombillo hasta arreglar neveras, hornos, estufas, alfombras o puertas eran mis responsabilidades.

Si llamaban al hombre de mantenimiento por una estufa o nevera averiadas, corría yo a buscar algún cuarto sin alquilar que tuviera estos aparatos en buen estado y al instante hacia el cambio quedando arreglado el daño, un televisor lo mismo. Pintar si me tocaba hacerlo y trabajitos pequeños también.

En los ratos libres me iba para un cuarto vacío a apoltronarme en una reclinomática y ver televisión. Hasta allí  llegaba Joel a comentar el ultimo disco de la feria de Cali, a hacer algún paso de baile complicado, porque eso si, baila mejor que yo y que muchos caleños o a hablar de cocina criolla por que también es un experto chef colombiano.

En los dias en que trabajábamos todos, con mi hermana, Patita y las dos tias, la de Joel la tia Elia y la de mi esposa la tia Lida, era tiempo de jolgorio, una diversion completa. Se trabajaba duro, asear cuartos de hotel, con baño y cocina lleva su tiempo y dedicación y ellas salían extenuadas en las tardes, pero, en medio del agotador trabajo, sacábamos tiempo para divertirnos, hacer bromas, reirnos y pasarla bien.

Joel siempre llegaba a los cuartos donde ellas trabajaban a hacerles bromas, a bailar con ellas. Recuerdo una vez que mi esposa creyó encontrar, debajo de una de las camas un feto de un bebe recién nacido envuelto en toallas, llamo asustada a Joel y este se agacho debajo de la cama y saco con mucho cuidado el envoltorio. De la toalla en que estaba envuelto solo sobresalía la cabeza liza, redonda y rosada. Con suavidad comenzó a desenvolver el "bebe" y a medida que retiraba la toalla de la cabeza iba apareciendo ante nuestros curiosos ojos el cuello, cuello largo y nervudo que, al terminar de destaparlo, dejo al descubierto un enorme juguete sexual femenino imitación piel que Joel soltó del susto cayendo al suelo.  Al caer se activo el encendido y dando brincos y vibrando comenzó a saltar por toda la habitación, con nosotros detrás riendo y bromeando por el incidente.

Otro día me llamaron de un cuarto para  que arreglara el televisor, cuando llegue, una pareja de gringos me abrieron la puerta, el un cincuentón rosado y rubicundo, ella blanca, flaca y descolorida. Estaban tratando de conectar un reproductor de video al aparato para ver alguna película. Movi el mueble donde estaba el televisor y de cuclillas atrás comencé a mover cables, quitar unos cuantos e instalar otros, a medida que iba ensayando conexiones la parejita me iba diciendo si había imagen o no. La imagen apareció, pero no tenia sonido así que continue tratando por un rato hasta que por fin llego el audio con un lamento y un jadeo acompasado que hicieron que como un resorte quedara parado. La pareja de gringos habían comenzado la función, representando a las mil maravillas la escena que mostraba el televisor. Ante mi cara de asombro me extendieron las manos con una muy sugestiva invitación a participar en la escena: "come in, get in the bed". De dos zancadas llegue a la puerta y salí despavorido gradas abajo para contarle a Joel el incidente. No podía de la risa, la anécdota dio para hacerme burlas y mofas por mas de una semana.

A los meses hubo una vacante que inmediatamente aceptamos, era en el "laundry" que consistía en, desde las diez de la noche hasta las seis de la mañana lavar, secar y doblar todo lo usado en el día en las habitaciones: sabanas, ropones, cobijas, sobrecamas, fundas de almohadas, y el repertorio de toallas que tiene un hotel, más como los cuartos tenían cocina, todo lo que salía de allí, ollas, sartenes, cubiertos y demás. Cada noche llegábamos Patita y yo con Mateito a bordo semidormido, le arreglábamos una esquina con un "sleeping-bag" y lo poníamos a dormir. El cuarto de lavado tenia unas lavadoras y secadoras industriales gigantes que producían un calor infernal pero entre jabones, lavadas, secadas y dobladas se nos iba la noche y llegaba la madrugada. Si terminábamos antes de las seis, subíamos a un cuarto desocupado y dormíamos ahí con despertador en mano para no pasarnos de la hora. A las siete de la mañana marcaba tarjeta para el trabajo de mantenimiento, era una jornada agotadora, pero el amor y las ganas de sacar adelante a mi familia me hicieron soportar ese ritmo de trabajo y seguir avanzando hasta llegar a lo que hoy en día soy.

Así era la vida en el hotel, así al mal tiempo le pusimos buena cara y sobrevivimos a los duros tiempos. Ya nadie trabaja en el hotel, ya todos cambiamos de rumbo, pero aun Joel es nuestro amigo y asiduo visitante de la casa.




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