El amor verdadero... siempre será amor

Viajando de Fort Lauderdale a New York compartí asientos con una pareja de señoras norteamericanas a las cuales al principio no les preste mucha atención aparte del cordial saludo de "Hello" y nada mas.

El vuelo, a mitad de camino, se retrasó a causa del mal tiempo, por lo cual el piloto anunció un desvío para el aeropuerto de Atlantic City a reabastecernos de combustible y esperar que las condiciones climatológicas mejoraran para seguir camino hacia "La Guardia" en New York.

Mis hijos que venían en los asientos al lado del pasillo con mi esposa, llamaron la atención de la señora que iba contigua a la ventanilla, una rubia, con corte de cabello estilo militar, de unos 50 años o mas, robusta, de brazos ajamonados, con un tatuaje en el antebrazo de dos signos femeninos entrelazados y con los colores del arco iris. Le preguntó a mi hijo en que grado estaba y donde estudiaba; resulto que era profesora de 5to grado en la escuela publica de Coral Springs en Broward. Mi hijo pasaba precisamente a 5to con lo cual la "teacher" le estuvo explicando con que se iba a enfrentar el próximo año escolar.

Su compañera de vuelo, unos cuantos años mayor que ella, menuda y callada, llevaba en sus manos un folder de plástico transparente con documentos al parecer importantes pues de vez en cuando los sacaba y releía con mucha atención.

Cuando aterrizamos en Atlantic City nos permitieron bajar del avión y permanecer en la sala de espera pues no sabían cuanto tiempo estaríamos allí. Al levantarse del asiento la señora del tatuaje me pidió el favor que le bajara del maletero el "walking stick", comencé a buscar que maleta bajarle pues no sabia el significado de esa palabra, ella me mostraba la rodilla con un vendaje para indicarme que lo que necesitaba estaba relacionado con su rodilla; al fin después de risas y titubeos encontré un bastón y se lo pase.

Ese incidente dio pie para iniciar una conversación en la sala de espera, ella muy extrovertida con cara y ojos vivaces me contó que venían a New York para cumplir el sueño de sus vidas, el final de una larga espera de ostracismo y discriminación.

Se habían conocido en la "High School", recién llegadas la una de Pennsilvania y la otra de North Carolina, cuando vivían en un apartamento como "roommates", desde el primer instante se sintieron atraídas pero temerosas y avergonzadas por sus sentimientos. Mientras hablaba tomo de la mano a su compañera, me siguió contando que después de vencer muchos prejuicios y temores se dieron cuenta de que lo que sentían, aparte de atracción física era amor y ese amor les dio fuerzas para tomar la decisión de irse a vivir solas a un apartamento e iniciar una vida en pareja.

Perdieron amigos y gran parte de sus familiares les dejo de hablar, pero ese amor que sentían la una por la otra, ese "no importarles el mundo" cuando se miraban a los ojos les dio el valor para afrontar las criticas y burlas de la gente, pues en la intimidad de su hogar cuando llegaban abatidas y con ganas de llorar, un solo abrazo y un "te quiero", les daba fuerza para enfrentar al mundo el siguiente día.

Habían pasado ya mas de 30 años, y al decir esto le apretaba con mas fuerza la mano a su compañera, estaban en New York con rumbo a un juzgado en Manhattan pues días atrás ese estado había aprobado y legalizado el matrimonio entre parejas del mismo sexo, se veían felices, tenían en la carpeta todos los documentos legales para poder presentarlos ante el juez y contraer matrimonio.

Era la culminación de un sueño, era el resultado de ese amor puro y honesto que nadie pudo destruir, ese formalismo de legalizar en matrimonio su convivencia de tantos años era su mayor triunfo, era el trofeo que levantarían en alto apenas el juez las declarara esposos y lucieran sus argollas de casados.

En ese momento los altavoces del aeropuerto nos llamaron para abordar el avión y reemprender el vuelo, me despedí de las dos señoras y les desee buena suerte. Al verlas alejarse, la una ayudando a la otra a caminar con su "walking stick" pensé que la fuerza del amor verdadero debe de ser respetada por toda sociedad que se ufane de ser civilizada y culta, no importa de donde venga ese amor ni quienes lo sientan.

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