Mike Miller y la fama

Se armó un pequeño alboroto y revuelo entre los muchachos y padres de familia que estábamos viendo el juego de baseball perteneciente a la liga de la ciudad de Pompano Beach en la división "Mustangs" en la cual nuestro hijo Matthew participa. Hasta mi llegaron los murmullos: "es el", "si el grandote que esta alla", comentaban los muchachos. Mire a mi alrededor y  en una esquina del campo, recostado sobre la malla metálica divisoria del campo vi a un gigantón rubio entretenido observando el juego.

"¿Quien es?", pregunte con curiosidad. "Mike Miller!" me respondieron los muchachos en coro y con voces emocionadas. "Mike Miller, que bueno" dije, y me voltee para susurrarle al oido a mi esposa "y quien es ese, un rapero?", "si, parece reguetonero" me contesto ella muy segura de si con su juvenil sapiencia. Quede con mis dudas y me acerque a Douglas, un Centroamericano papa de un compañerito de mi hijo en el equipo y a el cual su hija le estaba mostrando un papel autografiado por la tal celebridad; "¿Y como le esta  yendo a Mike Miller?", pregunte como si estuviera muy enterado de lo que hacia el personaje, esperando recibir una contestación concreta sobre las actividades del grandulón; "esta súper", me dijo tratando de subir la foto que la hija se había tomado con Mike Miller al "Facebook" con su teléfono inteligente.

Quede en las mismas, la respuesta  no me despejo ninguna duda. Me acerque un poco para ver si su rostro se me hacia conocido; estaba hablando por teléfono y se desplazaba de un lado al otro con movimientos oscilantes como pesado péndulo de reloj.  Ya cerca de el pude medir la dimensión de su altura, por lo menos 6 pies ocho pulgadas, delgado pero fibroso y musculoso con tatuajes por todo el cuerpo, caminaba pesadamente con una pequeña inclinación hacia su lado izquierdo, joven, de unos 33 años y sonrisa permanente.

Estaba en mis cavilaciones tratando de asociarlo con la actividad que lo había catapultado a la popularidad y la fama cuando comenzó a llegar mas gente, rodeándolo y acosándolo con peticiones de fotos y autógrafos. Me retire un poco del lugar para evitar empujones cuando apareció otro padre de familia y me pregunto: "Ya viste al jugador de los Miami Heat?". Eureka!, basketbolista, estaba resuelta la duda. El seguía, sobresaliendo como un faro, rodeado de olas embravecidas que trataban de alcanzarlo y tocarlo, hasta que nuestro entrenador salió del campo de juego y lo condujo a la caseta de seguridad (Dugout), donde los muchachos esperan su turno para batear y así poder seguir con el juego pues el alboroto estaba distrayendo a todos incluyendo nuestros jugadores.

Que perturbadora es la fama en esas condiciones pensé. El había ido, como todos nosotros a ver el juego de baseball de su hijo Mason y mientras mi esposa, yo y los otros padres sentados en las graderías observábamos el juego en relax y  comentando las jugadas, Mike Miller no podía disfrutar tranquilamente de ver su hijo; algo tan sencillo, tan normal para nosotros, como caminar y salir a pasear, para el era un drama, un acoso de sus fans que no le daban descanso en sus peticiones, pues aun en la cabina donde se encontraba, los fans metían la mano por entre la reja con papeles y gorras para que el les firmara.

No voy a decir que agradecí al universo el no ser famoso, mentiras!. Quien no quiere un poco de fama y fortuna en la vida..., pero si me sentí aliviado al poder compartir y disfrutar estos momentos con mi familia y mis amigos sin el asfixiante asedio en el que se encontraba Mike Miller.

Me acorde, en ese momento de Ximena y su esposo Mario que tiene el récord mundial de sentarse a ver deportes en televisión por tres días consecutivos sin levantarse ni para orinar y por lo cual a vuelto adicta a mi hermana a los deportes y se saben los nombres e historias de todos los deportistas profesionales que habitan y juegan en el orbe entero.

"Adiviná quien está acá en la cancha?" llamo mi esposa a mi hermana.
"Allá, no no se!". "Pensa", le dijo Patita.
"No tengo ni la mas remota idea, quien?".
"Mike Miller!" le dijo mi esposa subiendo el tono de voz.
"Marioooo, adivina quien esta en la cancha con Mateo?".
Mario no escuchó, estaba entretenido viendo un juego de "soccer" de las súper ligas europeas.
"Mike Miller, oíste Mariooo..., Mariooo!!!!". Mario oyó, asimiló, procesó y quedó parado.

"Donde?" pregunto a su vez Mario, "En la cancha?, mija busqueme la camiseta de los Miami Heats, la Gorra y el balón que nos vamos ya para la cancha a conseguir un autógrafo...ah! y no se olvide de la cámara fotográfica!".

Dicen que la fe mueve montañas..., pero los ídolos, las luminarias, las estrellas, mueven multitudes, imponen modas, sacuden conciencias y alborotan la juventud. Por eso, mi hermana y su esposo salieron corriendo, excitados y al borde del desmayo como adolescentes en concierto de Justin Bever en busca de un pedacito de gloria al lado de Mike Miller.

Mario, llegó, rebotando el balón como todo un profesional en busca del deportista y Ximena lo seguía con la cámara en la mano pronta a tomar la foto del año.

Tarde llegaron, en vista del acoso de sus fans, Mike Miller había decidido irse para que los demás pudieran disfrutar el juego con tranquilidad. Mi cuñado soltó el balón el cual rodó por el piso al igual que sus ilusiones, la foto y el fallido autógrafo y solo atino a decir: "Y yo que me acabo de perder la final del Barcelona con el Real Madrid!" .
"Otro día será"
le dije yo para consolarlo mientras recogía el balón del suelo.

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