Almas Gemelas?

Vagamos en la tierra sintiendo ausencia
Ausencia de algo que nos fue arrebatado
Arrebatado de nuestro lado dejando un muesca por encajar
Solo podrá ser llenada por nuestra otra mitad
Difícil decir si llegara
Si tienes suerte la veras en sueños de colores
Dibujada en tu memoria por tu alma errante de épocas atrás
Sin importar el correr del tiempo siempre tendrás una oportunidad
Si no es en esta vida en la siguiente será
Porque el alma no se cansa de buscar aquello que tanto necesita para por fin descansar
Y una vez que lo encuentra no podrá separase jamás
Es como una luz en medio de la oscuridad encendida por la unión de dos almas destinadas a viajar juntas por el camino de la felicidad


Salieron caminando de la playa por el senderito arenoso que conduce directamente a los parqueos. Ella, con una sonrisa de felicidad dibujada en su pequeño y rubicundo rostro. El con sus pequeñas gafas que le daban un aire de intelectual y su ensortijado pelo castaño ondeado por la brisa marina, caminaba a su lado, sosteniendo en sus manitas la toalla y los zapatos de ambos.

Así, recortadas sus siluetas contra el azul intenso del cielo, dividido en una sutil linea con el verdor del mar se veían pequeños, enmarcados por las altas palmeras. Caminaban absortos, sumidos en su mundo, eran solo ellos dos y nadie a su rededor, nada mas existía en aquella inmensidad de arena que ellos, su caminar, sus pensamientos y su habitual conversación.

De que hablaban, me pregunte mientras los observaba caminar como dos viejos conocidos, como una pareja que llevara años compartiendo juntos el mismo destino. De vez en cuando, el, se detenía y se agachaba un poco para sacudirle la arena de los pies, y ella, se quedaba quieta, como en un éxtasis divino, eternizando esos segundos en su tierna memoria, esperando a que el terminara.

Llegaron al parqueo y se sentaron muy juntos en el murito divisorio; el se limpio los pies, sacudiendose la arena de entre los dedos, mientras ella esperaba y con risitas nerviosas lo miraba. Se calzo las chanclas y mirandola se bajo del murito para comenzar a limpiar los piececitos de ella. Se sintió orgullosa, feliz y con mariposas revoleteando en su estomago sin saber aun lo que significaba ese raro sentimiento, esa extraña sensación de levitación tan placentera que la invadía cuando estaba a su lado.

La ayudo a bajar y caminaron juntos nuevamente, la tarde caía a sus espaldas y sus sombras, agigantadas y estiradas se fusionaban en una sola sombra larga que se perdía en las dunas arenosas de la playa como hundiendose en remotos tiempos idos en los cuales, en otros cuerpos y en otras arenas habían proyectado la misma sombra en anteriores vidas vividas de muchas maneras y en lejanos tiempos, pero con sus mismas almas, esas tiernas almas que ahora, al caminar juntos, no hacían sino recordar lo que fueron, reconocerse en esos nuevos cuerpos para comenzar su proceso evolutivo de nuevo.

Ya en el carro, camino a casa le pregunte: "Lucas, de que hablabas con Brianna en la playa?". Se quedo mirandome en silencio y luego me dijo: "De nada" y siguió entretenido mirando por la ventanilla del carro. "Son muy niños aun para que actúen así", me dijo mi esposa. "Son espíritus viejos que vienen del pasado a reencontrarse de nuevo" le conteste.

Han pasado 4 años desde aquella caminata en la playa, ahora Lucas nuestro hijo menor tiene 7 años y Brianna la hija de los compadres, nuestra ahijada tiene 6 añitos y sus comportamientos no han cambiado para nada.

Cada 14 de febrero en San Valentine's Day, en las mañanas, Lucas se despierta muy temprano y comienza su acoso para que lo llevemos a la casa de los compadres a darle la tarjeta, las chocolatinas y el régalo que previamente le ha comprado a Brianna. Ella, por su parte, en su casa, espera ansiosa la llegada de Lucas con sus presentes (según no lo han contado los compadres); pregunta, se asoma a la ventana, se desespera, pero sabe, en su corazoncito que tarde que temprano Lucas llegara y compartirán régalos, miradas y sueños.

La semana pasada, en el festival de fin de año, en la escuela donde ambos estudian; al verse, se olvidaron de sus compañeritos y los dos solos, juntos como siempre, disfrutaron de cuanta entretención había, en los toboganes de agua, el se lanzaba primero y ya abajo, la esperaba, le daba la mano para levantarla, le pasaba sus chanclas y seguían, así recorriendo todas las atracciones del festival.

Nuevamente en el carro, de regreso a casa le dijo a la mama: "I get married mami!" "Que, Lucas, te casaste?". Y el muy serio y seguro de lo que afirmaba, le mostró una reluciente argolla de plástico en su dedo. No comentamos nada, solo nos miramos y el volvió a sumirse en sus pensamientos mirando por la ventana.

Ayer, en un restaurante, donde celebrábamos con los compadres el grado de nuestros respectivos hijos, Matthew y Thomas, ellos, Lucas y Brianna se sentaron en la barra del restaurante en una esquina y allí, los dos solos como siempre se mostraban las argollas que simbolizaban su unión y el reencuentro de sus peregrinas y viajeras almas.

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