Mi Diosito como Jalisco, nunca pierde




Por estos días tenemos de visita en casa unos cuantos familiares de mi esposa; tíos-abuelos. Son tres; dos hembras y un macho, y todos apostólicos, católicos y colombianos de raca mandraca, y por supuesto adentrados en abriles. De Ave María purísima sin pecado concebida y con el versito de: "si mi diosito lo permite", finalizando cada oración o paseo que inventen.


-Hoy no podemos ir a la playa, les dije señalando unos negros nubarrones que vaticinaban lluvia.

-Si nos conviene, -dijo una de ellas, -mi diosito nos da permiso y detiene la lluvia para poder ir, -recalcó con fervorosa entonación.

-y si llueve, le conteste yo con irreverencia tratando de desacreditar a mi diosito.

-Pues mi diosito nos tiene un plan mejor, respondió mirándome con benevolencia, -quedarnos en casa, ver tv y comer bien rico. Con cara pierdo yo y con sello ganan ellos, pensé mientras ideaba la revancha.


Mi diosito, con mas de dos mil años de existencia y con una vasta experiencia en lidiar con todo tipo de rufianes, capotear guerras, pandemias y diluvios, nos aventaja en malicia y morronguería, acostumbrado como está a subirse al carro de la victoria segundos antes de cruzar la meta, sale victorioso de todas y las que le fallan se las achaca al pobre diablo sin ninguna consideración ni remordimiento.


Mi esposa, una mujer practica que gracias a mis sermones es un poco heterodoxa, me aconsejaba prudencia y paciencia. -Relajate, que pareces un demonio al que le echan agua bendita, -me repetía a cada rato que mentaban al tal mi diosito hasta para ir al baño a c....


-El accidente automovilístico fue fatal, murieron todos excepto un bebe de cinco meses que milagrosamente salió ileso, -pregonaba el presentador de noticias en un canal local. -Tan misericordioso mi diosito le salvo la vida a esa criatura, -dijo una de ellas persignándose. Esta es la oportunidad de desquitarme, pensé mientras relamía mi venganza. -Y, - dije con voz impía, - los padres y hermanos que murieron, ¿esos porque no los salvo milagrosamente? Me senté a saborear el triunfo mientras una risita burlona afloraba en mis labios.

 

 -Mi diosito los llamó a su diestra, farfullo uno de ellos. -Se llevó a la gloria de los cielos a sus hijos amados, -vociferó la otra mientras se persignaba dirigiendo la mirada hacia el supuesto cielo donde los recién fallecidos disfrutaban de la presencia de mi diosito.


-O sea que... iba a continuar preguntando que, si la única decorosa forma de mi diosito conocernos era matándonos, cuando sentí un pellizco de mi esposa en el brazo mientras me abrazaba cariñosamente para mascullarme al oído: -callate por favor.


-Mi diosito sabe por que hace sus cosas, no esta en nuestro entendimiento cuestionarlo, -vociferó el otro mientras avanzaba para sermonearme. Se acercaban todos hacia mí y me estaban acorralando. Me sentí como un hereje a punto de ser quemado vivo en la hoguera. Mi esposa me tomó del brazo y me fue sacando de la encerrona mientras ellos cual guerreros de cruzada santa blandeaban sus manos haciendo la señal de la cruz y elevaban una plegaria al cielo por mi alma impura.


Si no es por que mi mujer intervine y me rescata, me hubieran destrozado a dentelladas el furioso y descontrolado trio de piadosos creyentes.

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