La Plumita

Mijo?. Que?.
Estuve oyendo un programa radial donde hablaban de una plumita.
Y?
Papi es algo novedoso… un juguete!
Los niños ya tienen muchos juguetes, para que mas?
No mijo, no me ha entendido. Si ve que yo le hablo y usted no pone cuidado!
Claro mija una plumita no?, de eso estamos hablando.
Si pero el programa era de una sexologa muy reconocida.
¡Sexologa!?, quiere que le haga cosquillas o qué?
Si ve papi que usted no me toma en serio, déjeme le explico….
… y la plumita se pasa por la espalda y una se eriza lo mas de rico papi.

Estacionamos el carro a una distancia prudente del luminoso aviso que en grandes y centelleantes letras rojas decía: “ADULT TOYS”. Que vergüenza, le dije a mi esposa, si algún conocido, ve mi carro aquí, lo primero que va a pensar es que ya no funciono y que estoy buscando un…. bueno mija usted sabe que dirán.

La dependiente, una rubia enorme, abundante en carnes y con unos pechos como para amamantar una guardería entera, apenas nos vio se levanto y al vaivén del oleaje de sus pechos y sus voluminosas nalgas se nos acerco: "Hi guys what can I do for you?"

Mi esposa, con libidinosos ojos de complicidad le explico en ingles el por que de nuestra visita en aquella exótica tienda. Mientras hablaban y nos dirigíamos por los pasillos le eche una mirada al lugar; por doquier colgaban juguetes sexuales, vestimentas eróticas, látigos, muñecas plásticas con carnosas bocas abiertas, preservativos con cabeza de medusa y gigantes miembros de plástico en constante vibración.

Seguíamos las redondeces de la dependiente que con asombrosa agilidad esquivaba cuanto obstáculo se encontraba en los pasillos cuando de pronto se detuvo ante una estantería llena de peluches, almohadones, colgandejos de seda y una variedad de plumas que iban desde unas pequeñas unidas por una vara de bambú que mas bien parecía un utensilio para sacudir el polvo que algo erótico, hasta gigantes plumas de pavo real y avestruz.

Salimos de la tienda con un jueguito de plumas con olores, colores y texturas diferentes, mas otra bolsita de plumitas para esparcir por la cama y hacer, según la dependiente, el ambiente mas romántico y erótico, y ademas con una diminuta pijama de encaje y seda que, también nos dijo la empleada seria el complemento ideal para la noche de infinito placer que iríamos a tener.

La planificación fue perfecta; los niños se fueron para cine con la tía; tendríamos dos horas para jugar con la plumita. Bañado y listo para comenzar, me tendí en la cama a esperar a que mi esposa saliera del baño; las plumitas estaban regadas en la cama. Comencé a sentir un nerviosismo inusual y un cosquilleo por todo el cuerpo. Mientras la esperaba el cosquilleo aumentaba, acompañado de un estornudo que iba en crescendo. Me incorpore un poco y las plumitas se me pegaron a la espalda y los brazos convirtiendo el cosquilleo en rasquiña; otro estornudo, este si fuertísimo, las plumitas volaron por el aire y una de ellas sutil, volátil y pequeña, en un alegre y gracioso vaivén descendió suavemente hasta posarse en mi boca, pero que al tratar de esquivarla y soplarla, la aspire.

Ante la tos y la carraspera que me produjo la plumita, mi esposa salió a prisa del baño, para encontrarme lleno de plumas por todo el cuerpo, enrronchado y revolcándome en el piso con un ataque de tos.

Las dos fantásticas horas que tendríamos disponibles para nuestro placer las gastamos en la sala del hospital esperando a que me recetaran un antialergico para las plumitas.

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