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Mostrando las entradas de septiembre, 2013

La jubilación del tío

La hélice del helicóptero se acercó peligrosamente a su cara, se asusto, perdió el control y se fue de espaldas al piso. Estaba llegando a la edad del retiro, su jubilación venia en camino. El tiempo del ocio se le acercaba y lo tomaba desprevenido, no sabia que hacer. Hombre acostumbrado al trabajo de seis a seis en su oficina y muchas veces en su casa hasta bien entrada la noche, siempre ocupado, siempre corriendo, siempre sin tiempo. Llegó el día en que se levanto corriendo para irse a… "a donde mijo si hoy es tu primer día de retiro" , le dijo su esposa frenándole los ímpetus y sentándolo en la cama de nuevo con un leve y cariñoso empujón. Quedo en shock. Ahora le sobraba lo que nunca tuvo: tiempo. "Hombre, comprate un perrito" , le dijo su amigo de toda la vida, "que sea pequeño, son divertidos y se te va el tiempo rápido jugando con el", y terminó dicíendole: "lo mas emocionante de todo es cuando lo sacas a pasear al parque, las muchacha

9/11

Ya había llegado a la redacción del periódico, un edificio situado en un suburbio de Queens llamado Woodside. Las oficinas estaban en el segundo piso, cuya ventana dibujaba una impresionante postal del bajo Manhattan, mostrando la imagen sobrecargada de rascacielos y construcciones monumentales que, desde acá, parecía no había lugar ni para las calles; de estos edificios sobresalían los "Gemelos" , que semejaban las dos piernas de un gigante clavadas en la tierra cuyo cuerpo se perdiera arriba en el infinito cielo cubierto de nubes. Las oficinas de periódico se componían de tres cuartos; el primero era la recepción, el segundo la sala de redacción y el tercero la oficina del "publisher" . Estábamos en mi oficina con el editor y el jefe de redacción opinando sobre los sucesos deportivos del día anterior cuando oímos por televisión que una pequeña avioneta se había estrellado accidentalmente contra la torre norte del "World Trade center" . Nos asomamos inmed

Un futuro que se torció

Guilty! El seco golpe del mallete del juez retumbó en sus oídos, se le nubló la vista y se desmadejó en brazos de su abogado defensor. "Serán solo cinco años en prisión" , le dijo después el, "pero apelaremos la sentencia, este es el comienzo de la batalla legal, ademas estaré a su lado" .  La hermosa rubia, de ojos carmelita claro y seductoras pestañas, sentada en la litera de la celda se echó a llorar. El abogado aprovecho la oportunidad para abrazarla y consolarla; le gustaba, lo atraía demasiado como para desperdiciar ese único momento de tenerla en sus brazos. Ella, con su uniforme color café claro se dejó abrazar y consolar, se estaba deshaciendo en llanto; habían sido nueve meses de juicio, un proceso largo en el que en cada cita, en cada indagatoria, en cada careo perdía fuerzas y voluntad para luchar. El abogado sintió el juvenil e indefenso cuerpo pegado al suyo temblando de desconsuelo e infinita desesperanza. Una leve e imperceptible sonrisa se dibujo en