La jubilación del tío

La hélice del helicóptero se acercó peligrosamente a su cara, se asusto, perdió el control y se fue de espaldas al piso.

Estaba llegando a la edad del retiro, su jubilación venia en camino. El tiempo del ocio se le acercaba y lo tomaba desprevenido, no sabia que hacer. Hombre acostumbrado al trabajo de seis a seis en su oficina y muchas veces en su casa hasta bien entrada la noche, siempre ocupado, siempre corriendo, siempre sin tiempo.

Llegó el día en que se levanto corriendo para irse a… "a donde mijo si hoy es tu primer día de retiro", le dijo su esposa frenándole los ímpetus y sentándolo en la cama de nuevo con un leve y cariñoso empujón. Quedo en shock. Ahora le sobraba lo que nunca tuvo: tiempo.

"Hombre, comprate un perrito", le dijo su amigo de toda la vida, "que sea pequeño, son divertidos y se te va el tiempo rápido jugando con el", y terminó dicíendole: "lo mas emocionante de todo es cuando lo sacas a pasear al parque, las muchachas se te acercan a acariciar al perro y te consigues unas amigotaaaas….". Ni corto ni perezoso salió con su mujercita para el mejor criadero de perros que encontró en la ciudad, por que a pesar de la mentalidad ahorrativa que tenia, el hijo mayor que vivía en los Estados Unidos siempre le había dicho: "Dad déjate de ahorros pendejos, please!, la vida es para vivirla bien!, sin miserias!, ya trabajaste mucho, date gusto, enjoy it!".  

Después de mucho escoger se compraron un Chihuahua, "el perro de moda en Hollywood", les dijo muy convencido el dependiente de la tienda, un muchacho despistado y oloroso a alimento para perros. Salieron con el delgaducho y orejón animalejo cargado como bebe recién nacido; sobándolo y acariciándolo por todas partes con cara de padres orgullosos del primer retoño en la familia. El pobre perrito, por su parte los miraba con ojos agrandados y temblando de susto ante esos dos rostros que muy cerca de el le hacían muecas grotescas y exageradas.

Aparte del diminuto y escuálido cachorro, el amable y solícito muchacho de la tienda les sugirió comprar la camita, la cobijita, el surtidor de agua, el de alimentos, la ropita para el frio, la pijamita para las noches, el biberon, la maletita para llevarlo de viajes largos, los juguetes, el cortaúñas, el cepillo de dientes, el del pelo y el cochecito para sacarlo a pasear. Compraron todo. Pero eso si, le advirtió el tio muy serio a su mujer: "Yo ni loco voy a pasear el perrito en coche por el parque, eso es de gays!".

El tío se enfundó en una llamativa ropa deportiva que había comprado en su ultimo viaje al exterior, se bajo del carro y deposito el pequeño y nervioso animal en el prado. No se movió, con la punta del pie lo empujo suavemente para que comenzara a caminar pues ya había divisado otros caninos, cuyas dueñas, forradas en sus trusas mostraban sus redondeces y atributos femeninos y hacia allá quería encaminarse.

Nada, el quieto animalejo se acostó y con la cabeza y sus orejitas bien erguidas solo oteaba el lugar. El tío lo empujaba y el perrito nada, se agachó y lo levantó y el terco enclenque se acostó de nuevo. De atrás, de un árbol grande que estaba a su derecha salió un perro grandulón corriendo por el prado persiguiendo a otro mas pequeño. El chihuahua se levantó, dio una vuelta corriendo al rededor de la pierna del tío y emprendió la persecución del grandulón. El tío estaba distraído observando una muchacha en minifalda darle unas galletitas a un perrito, en cada agachada de la muchacha el tío se empinaba para observar mejor sus torneadas y bronceadas piernas, error fatal; el chihuahua tensó la correa enredada en su pierna y el tio perdió el equilibrio, rodó por el prado y cayó justo a los pies de la bien torneada muchacha que se abalanzó a ayudar al infortunado señor. "Pobrecito el señor, esta bien, le paso algo?". El tio escupiendo pasto por la boca se levantó como pudo y renqueando se alejo avergonzado lo mas rápido posible sin decir ni pio. Le regaló el desnutrido e impertinente perrito a su hermana, estuvo con el tobillo dislocado en convalecencia mas de un mes echándole pestes a su amigo y a el perrito.

"Dad, hazme caso, ya te lo dije, buscate un hobby, necesitas una distracción diferente, envíame el cash y te compro un helicóptero a control remoto, grande, potente, eso si te va a entretener y no corres ningún peligro. I love you viejo".

Llegó la preciada caja con el juguete dentro, desarmado en mil partes de todos los tamaños, colores y formas. Todo un reto para el y su mujercita que pacientemente se sentó con el en el suelo; los planos de helicóptero parecían un mapa a escala miniatura del universo y el manual de instrucciones era del tamaño de un diccionario Larrouse ilustrado traducido en 5 idiomas. "La parte A va con la parte # 1,230, (de color azul) estas dos ensambladas se conectan al panel de la cabina"; "Después de armar las partes #25, #38, #152, #650, todas de color rojo, se ensamblan en el rotor (parte #431, color negro) y todo esto se ajusta con una llave octagonal para unirlo a la cola del helicóptero".

Tardaron mas de un mes en armarlo, pero al final, un fin de semana el hermoso helicóptero reposaba reluciente en la mesa del comedor listo para emprender el primer viaje por los aires. Estaban contentos, felices y orgullosos, lo bajaron con mucho cuidado por las gradas teniendo cuidado de no dañar las enormes aspas de la hélice con las barandas de las gradas. Ocho baterías le instalo al enorme control remoto el tío, tenia un simulador de timón y botones de izquierda, derecha, arriba, abajo y otros que aun no sabia para que servían.

Puesto sobre el asfalto del enorme parqueadero del elegante edificio donde vivían se alejo el tío prudentemente del juguete como le había recomendado su hijo. Con el dedo indice pulsó el botón de encendido y el pequeño pero potente motor del helicóptero comenzó a rugir y querer elevarse del piso. Movió suavemente la palanca de elevación y el pájaro metálico dio unos brinquitos de gallina clueca tratando de tomar altura. El tío se emocionó, se secó las manos sobre su ropa pues estaba comenzando a sudar por la excitación y nerviosismo. Volvió y accionó la palanca con mas seguridad, el costoso juguete se elevo por los aires yéndose de un lado para el otro, el tío inmediatamente accionó la palanca de balanceo y lo logró estabilizar. Majestuoso espectáculo la nave en miniatura volando al rededor del tío y su emocionada y orgullosa esposa que festejaba a dos manos el acontecimiento dando saltitos de felicidad.

Con mas confianza en sus incipientes habilidades lo hizo caer en picada para luego elevarlo y hacerlo remontar vuelo en una maniobra arriesgada que mereció el efusivo aplauso de la esposa. "Urraaa!!! papi, bravo!!!" le gritaba ella emocionada. El tío, seguro de si mismo y un poco agrandado por los urras de la esposa lo puso a girar en torbellino para luego hacerlo virar en 180 grados sobre sus cabezas. El helicóptero se descontroló, como pájaro herido se vino al piso en caída libre, el tío movió controles en un desesperado intento de estabilizarlo. Faltando unos dos metros para estrellarse contra el piso lo logró, la nave se enderezó y retomó su horizontal vuelo con tan mala suerte que se dirigió directamente contra la cara del tío el cual arqueó la espalda hacia atrás para esquivarlo pero las aspas alcanzaron a golpearlo en la nariz. La sangre no se hizo esperar y la cara de la esposa de risa triunfal se convirtió en mueca de desesperación. Como pudo le arrebató el control y comenzó a presionar botones para alejar el peligroso juguete de la cara de su esposo. Este daba vueltas sobre si mismo tratando de recuperar su equilibrio mientras se llevaba las manos a la nariz para tratar de contener la hemorragia. Logró alejarlo un poco, pero para regresar como un bumerán dispuesto a seguir atacando a su víctima y esta vez a la altura de la pantorrilla, el tío saltaba, pateaba brincaba hasta que en un salto cayó sobre el y lo aplastó y lo siguió aplastando hasta no quedar sino en el asfalto un reguero de piezas y partes igual al que tenían en el apartamento cuando comenzaron a armarlo.

"Dad, lo mejor es…" . "Lo mejor es nada, no mas consejos pendejos!, me voy a sentar aquí a ver televisión y de aquí no me mueve nadie!"


 

Comentarios

  1. Si, tiene razón el tío, pobre, le sucedía cada cosa, y hasta es divertido, pero leerlo, me imagino que cuando sucede no es tan divertido.

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